Un aymara en la corte de los caballeros plurinacionales

Toda una autoridad —Félix Patzi, gobernador de La Paz— ha hablado en aymara en sede oficial, ante una comisión legislativa del Congreso boliviano. La noticia saltó el 27 de abril a todos los medios importantes del país: La Razón, Los Tiempos, Erbol… ya saben. Me parece que lo que pasó es significativo e importante en cuanto a contenido simbólico. De veras, es una buena noticia; excelente. Sin embargo, algunas cosas me preocupan.

Félix Patzi ante la comisión

A la izquierda, el Gobernador Patzi se dirige en aymara a la comisión legislativa. Los asistentes, algunos más que otros, reflejan no poca estupefacción en sus rostros.

  • Me preocupa que el hecho de que la noticia esté en todos los periódicos esté indicando que esto todavía nos parece una anormalidad y una anécdota, antes que algo completamente razonable en una Bolivia plurinacional y por tanto plurilingüe. Es decir, el aymara y el quechua aún no son «normales» en el funcionamiento institucional. Puede que el ejemplo de Patzi sea un punto de partida. La hermana Angélica Sarzuri dice que «por algo se comienza» Ojalá.
  • Me preocupa el pequeño caos que se formó en el momento en que Patzi dijo que intervendría en la lengua te Tupax Katari. En agosto de 2015 se venció un plazo marcado por la ley 269: los servidores públicos habían tenido un tres años para ponerse al día en el conocimiento de una lengua originaria boliviana distinta del castellano. Esto quiere decir que, a día de hoy, teóricamente los funcionarios estarán en posesión de alguna de las tres grandes lenguas originarias: quechua, aymara o guaraní. Sin embargo, las caras de estupefacción de los presentes y la búsqueda apresurada de una intérprete sugieren algo que ya se imaginan: la ley no se está cumpliendo. La ley, si se cumpliera, sería un gran apoyo para las lenguas bolivianas, pero no se cumple.
  • Me preocupa la informalidad con la que se está llevando a cabo la supuesta conversión de las instituciones en entidades plurilingües. Cuando alguien quiere hablar en aymara es un caos, nadie sabe de dónde sacar un intérprete. Los intérpretes deben estar en la plantilla de un Congreso de carácter plurinacional y plurilingüe, siempre disponibles. Eso, al menos, sería lo lógico. La informalidad y la falta de planificación me preocupan porque indican que esto en realidad no se está tomando en serio.

Sobre el gobernador Patzi, he de decir que al principio pensé que su decisión estaba motivada por la frivolidad. Sin embargo, él motivó su decisión en el hecho de que la misma comisión legislativa que lo había llamado a declarar estaba descartando a candidatos para el puesto de Defensor del Pueblo por no hablar una lengua originaria (ateniéndose a la ley). Pienso que Patzi quiso hacer dos cosas con este gesto:

  • Poner en evidencia que la ley no se cumple pues, como indica Fides, «ninguno de la comisión entendía lo que expresaba Patzi».
  • Visibilizar positivamente que sí hay autoridades que pueden cumplir con el requisito legal e implícitamente proponer que los hablantes de lenguas originarias disfrutan de un bonus que los habilita especialmente como servidores públicos y autoridades, solo falta que sepan aprovecharlo.

Actualización 03-05-2016:

Pienso que hay una tercera razón para que Patzi interviniera en aymara, quizá la más importante para él: resaltar que él sí habla la lengua, a diferencia de Evo Morales, al que nunca se le ha visto hablándola aunque se presenta como líder «indígena». Las elecciones no están muy lejanas y Patzi tiene claras perpectivas presidenciales. Digamos que ya está «trabajando» a su electorado.

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