Explico lo que pasa en esta secuencia de video que dura menos de 2 minutos. Gaizka Garitano, entrenador del Eibar —un equipo de fútbol vasco del norte de España— da una rueda de prensa después de un partido con el Almería, otro equipo del sur de España. Es normal que en esa rueda de prensa haya periodistas de medios en castellano, así como periodistas de medios en euskera —idioma vasco— que están cubriendo la información del mismo partido. Lo normal es que, cuando en una rueda de prensa hay medios que usan distintos idiomas, cada periodista se sirve a su gusto dirigiéndose al entrenador o futbolista en el idioma que prefiere, si sabe que el entrevistado lo habla y puede entenderlo. Por supuesto, es normal que se responda a cada periodista en el idioma en que preguntó. Si ese otro idioma que se usa es inglés o francés, etc., se sigue con la costumbre normalmente. Si el idioma es euskera o catalán u otra lengua considerada «regional» en España, entonces lo acostumbrado se convierte en inaceptable, se pierde el respeto y el entrenador Garitano se ve obligado a defender su lengua materna —euskera— de otra forma.
A la ideología que produce estos efectos intransigentes en algunos periodistas españoles la llamamos de una manera: castellanismo.
Pregunta ¿veríamos a alguien levantarse de una mesa para defender hablar en quechua o en aymara? ¿tienen nuestras lenguas menos dignidad que el euskera o tenemos menos coraje que Garitano?