khitïpxtansa

A. Condori

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Algunas personas pueden sentirse un poco confusas por el tono que quien suscribe le da a este blog. Contaba con que ocurriese algo así, algo como lo que, por ejemplo, da lugar a un comentario de Amazilia Alba que describe como “no faith-no hope” las sensaciones que le transmiten algunos de mis artículos. Sin embargo conviene dejar totalmente claro que Mayachat Aymara es un medio que trata de entender, así como también de poner en palabras y transmitir la problemática de la lengua aymara en el mundo contemporáneo, que al fin y al cabo viene a ser la del multilingüismo en un escenario globalizado sometido a la acción de fuerzas hegemonicas tradicionalistas. Esta comprensión/digestión de la situación actual del idioma aymara, que trata de evitar el placebo autocomplaciente del chovinismo, puede dejar un poso amargo que muchos lectores van a encontrar inaguantablemente agresivo hacia su sensibilidad adormecida por años de discurso exotista, místico y folclórico totalmente ajeno al verdadero drama de un idioma minorizado como el aymara.

No es mi intención sembrar el pesimismo. Tampoco es mi intención ser únicamente informativo sobre la situación de la lengua. Mi intención la explica mejor la siguiente cita de Malcolm X: «Normalmente cuando nos entristecemos no actuamos, nos limitamos a la autocompasión. Es cuando nos indignamos cuando cambiamos las cosas». Bueno, de eso se trata este blog, de sustentar motivadamente la indignacion (y muchas veces la vergüenza) de los aymaras con respecto al estado de nuestra lengua y con respecto a nuestras propias actitudes hacia ella. Habré fracasado si se me entiende unicamente como un quintacolumnista del pesimismo.

Por supuesto, leamos el pie del blog: «aprendizaje, enseñanza, normalización y política lingüistica», hablo de todo esto y, a la vez, hablo de lo anterior.

Otro objetivo: poner en contexto la lucha del idioma aymara en un escenario global de luchas lingüísticas. Muchos de nuestros intelectuales necesitan saber que hay un mundo ahí fuera donde otras lenguas triunfan y fracasan en el gran juego de los idiomas minorizados. El aymara, si quiere pervivir, no puede encerrarse en su propia burbuja de cristal. Tiene que mirar a otros casos de éxito. Sí, tambien en Europa… sí, tambien en Norteamérica… y sí, tiene que saber que no está solo… y sí, tiene que saber que debe internacionalizarse y pedir ayuda.

¿Mi deseo para los lectores de este blog? Que su lectura les inspire una gran indignación, una gran rabia y que les haga sentirse verdaderamente incómodos, sobre todo si son aymaras. Creo que lo necesitamos.