Ayer no conocía a Yan García (John García) y hoy le hago una entrevista porque resulta ser el autor de «Ixtlamatiquetl Frankenstein», la primera traducción de una obra clásica de Mary Shelley a una lengua originaria americana como es el náhuatl de la Huasteca Veracruzana. Publico esta conversación donde hablamos de lo difícil que es conseguir sacar un libro totalmente en lengua indígena, de jóvenes mayas que leen comics, de sociolingüística, de Dragon Ball, de cómo llegó a interesarse por «esas cosas» y principalmente de su traducción.
A. Condori: No sé mucho sobre ti, John. ¿De dónde eres originario?
John García: Bueno, por cuestiones de la inmigración y pobreza, originalmente soy de Jalisco pero mis padres llegaron a los Estados Unidos. Entonces a mí me tocó nacer en California, región Los Ángeles.
A.C.: Entonces eres estadounidense y, fíjate, no mucha gente pensaría que un hablante de náhuatl pudiera ser californiano.
J.G.: Bueno aquí hay unas comunidades de gente que habla náhuatl de Guerrero, y también me he encontrado con algunos de la Huasteca y otros de Puebla. Pero en general, en California, llega más gente de origen mixteco y zapoteco.
A.C.: El mundo globalizado es absolutamente fantástico…
J.G.: Me encontré con el náhuatl cuando era joven y empecé a estudiar sobre mis abuelos, y mis antepasados, y más que nada la herencia náhuatl, en México. Estudié dos veranos en un curso intensivo de IDIEZ (Instituto de Docencia e Investigación Etnológica de Zacatecas)
A.C.: ¿Tus papás hablaban náhuatl en la casa?
J.G.: No, solamente hablan un español que conserva palabras del náhuatl (cuaco = caballo; cuamil = lugar de sembradío en el cerro). Por eso tuve que ir a estudiarlo en México y cuando regresé, empecé a dar talleres en conferencias de jóvenes chicanos, y di una clase un verano. Entonces seguí aprendiendo más desde acá. Y en California hasta tuvimos una conferencia de náhuatl. [Náhuatl Conference at UC San Diego on April 4, 2015]
A.C.: Entonces ¿podría decirse que creciste privado del náhuatl y tomaste la decisión de recuperar esa lengua que ya tenías perdida?
J.G.: Exacto
A.C.: ¿Te definirías como un hablante competente en náhuatl?
J.G.: Competente sí, pero con fluidez de platicar bien con los ancianos, todavía no. Por eso, cuando hice esta traducción, solicité la ayuda de un profesor de náhuatl que también es nativo-hablante.
A.C.: O sea que es posible no tener la lengua y llegar a la lengua siendo adulto.
J.G.: Sí, cuando lo estudias bien o tienes bastante inmersión con gente que lo habla, cualquier persona puede llegar a hablar otro idioma, especialmente si estás rodeado por hablantes. Yo lo veo aquí en California cada día. Somos bastante gente de otros países, pero, aun así, llegan aquí y muchos empiezan a estudiar Inglés de una forma u otra. Y aunque siempre tendrán acento, igual, muchos pueden hablar inglés
A.C.: ¿Qué dijeron tus papás de tu giro hacia el náhuatl?
J.G.: Mis padres; ellos estuvieron felices de verme estudiar. En mi familia (tías, tíos, primos, primas, etc.) poca gente ha llegado a terminar un colegio y casi nadie ha terminado la universidad, entonces no les importó qué [cosa] estudié, simplemente el hecho de que estudié pero sí hay gente —que no son familia— que no entienden por qué tengo interés en «esas cosas», sin embargo en Estados Unidos las cosas indígenas son glorificadas y, en México, es al revés
A.C.: Sí, sé de lo que hablas. En los países andinos ocurre de la misma manera. Hay una fobia a lo indígena y una glorificación del «mestizaje» entendido como desindianización.
J.G.: Exacto.
A.C.: Esta nueva lengua que tienes ¿ha añadido algo a cómo te defines identitariamente?
J.G.: Tal vez, no lo he pensado mucho. Sé muy bien ahora de dónde vengo, mucho más que hace 7 años, por decir. Siempre supe que éramos gente del maíz, del campo, pues mis abuelos todavía me enseñaron un poco de eso, aunque no al 100%. Pero ahora mucho mejor entiendo de dónde vengo y ahora estoy muy satisfecho conmigo.
A.C.: Hablemos de tu libro. Cuéntame cómo es que te levantaste un día y dijiste «tengo que traducir a Mary Shelley al náhuatl».
J.G.: Bueno, hace años quise dibujar un comic y hacer el diálogo en náhuatl. No llegué muy lejos por falta de práctica artística pero después me enteré de que existe algo que se llama el «dominio público». Hice un doblaje de voz con un episodio de Dragon Ball. Lo hice junto con amigos.
A.C.: Creo que está en youtube ¿cierto?
J.G.: Youtube lo eliminó y castigó a mi canal (CanalNáhuatl), entonces lo subí a Veoh. [doblaje de Dragon Ball en Veoh]
A.C.: Veo que te gusta el manga y el anime
J.G.: No soy muy fanático pero, si tuviera tiempo, sé que sí sería. Realmente yo he visto muy pocas [series] y esta viene de mi juventud. Además, Dragon Ball Z es famoso con muchos jóvenes de México. Mi amigo fue a la región Yucatán y vio en el autobús unos jóvenes Maya Yucatecos leyendo un manga o dibujando un manga, creo que leyendo. Entonces dije ¿por qué no se puede en su propio idioma? Pero solo conozco un manga que está en el dominio público.
A.C.: ¿Frankenstein… ?
J.G.: Se llama «Say Hello To Black Jack»
A.C.: ¡Uuups!
J.G.: Pero creo que se trata sobre corrupción de hospitales y no creo que es algo que atraería mucho interés.
A.C.: Una pregunta ¿tú libro es un cómic?
J.G.: Ah, no. Este libro es solo literatura ni tiene imágenes o arte [ilustraciones] adentro.
A.C.: Quiero seguir hablando de tu libro, porque te interrumpí ¿Al final, cómo llegaste a decantarte por Frankenstein?
J.G.: En las películas y medios [de comunicación] siempre lo describen como una historia con elementos obscuros, aunque cuando lo lees sí es un poco obscuro pero no tanto que realmente sea de terror. Me agarró el interés por ser un poco obscuro. Si fuera de mucho terror, no pegaría en México, [ya que] no ven películas de fantasmas o terror tanto como en EEUU, por cultura y religión. El libro fundamentalmente sigue la pregunta «¿qué significa la humanidad [ser humano]?», «¿somos buenos cuando nacemos, o neutrales?». Este libro te hace pensar que el monstruo no era tan malo, solo que su medio ambiente y la sociedad lo hizo hacer cosas malas.
A.C.: ¿Tuviste en mente algún otro posible [libro] candidato a ser traducido?
J.G.: Me encanta Alice in Wonderland [Alicia en el país de las maravillas] pero el mensaje tal vez se perderá en la traducción, sería muy difícil. Pero otros candidatos, no he revisado muy muy bien.
A.C.: ¿Cuánto tiempo has invertido en este proyecto?
J.G.: Tal vez fueron 2 semanas de traducción intensiva. (Durante un tiempo de descanso o vacación). Después esperé un mes o dos para que mi amigo y profesor lo pudiera revisar. Y finalmente duré como 2 meses revisándolo y haciendo pequeños cambios. Pero ahí solo lo revisé de vez en cuando, como cuando tenía tiempo libre.
A.C.: ¿Y cómo has hecho para publicarlo?
J.G.: Contacté con dos grupos que publican libros en lenguas indígenas. Uno me respondió que lo iban a revisar y el otro no respondió; me di cuenta de que ellos publican libros bilingües porque la gente monolingüe que habla español no va a querer un libro sin traducción. Pero yo no quise hacer eso.
A.C.: Me parece correcta tu decisión. Si una lengua no tiene un espacio de cosas propias que solo puedan darse en esa lengua, los hablantes no tienen ningún incentivo para seguir hablándola.
J.G.: Sí, tienes razón, necesitan su propio espacio.
A.C.: No sabía que existían grupos editores con esa especialización tan concreta [lenguas indígenas]
J.G.: Estos son 3 grupos que publican libros en lenguas indígenas de México pero creo que todos son bilingües: [enlace uno, enlace dos, enlace tres]
A.C.: En cierto modo, imponen que siempre haya que pasar por el castellano ¿no crees?
Si, siempre hay algo que estorba, sea libros, educación, etc. Lo que tuve que hacer, es auto-publicarlo [en createspace de Amazon]. Lo malo es que las comunidades no se van a enterar de este libro en mucho tiempo [ya que] casi no utilizan internet y menos compras por internet y menos recibir paquetes por correo.
A.C.: En Perú y Bolivia se escucha mucho el discurso «las lenguas indígenas son para los abuelos». ¿Te suena?
J.G.: No lo había escuchado pero no me sorprende, tal vez un poco de Bolivia porque siempre se escucha que es mucho mas progresivo con temas sociales que Perú.
A.C.: Lo explico: se tiene aquí la idea de que las lenguas originarias son algo poco menos que «sagrado» o «místico» y que hacer cosas de la cultura moderna en esas lenguas es algo así como «contaminarlas». ¿Qué opinas?
J.G.: Lo entiendo pero no estoy de acuerdo, he escuchado ese discurso aquí con las reservas de los nativos de EEUU. Estudie lingüística y un poco de sociolingüística y de este modo lo veo:
Para crecer con fluidez en un idioma, se ocupan «dominios». Hay dominios aquí en que se utiliza el inglés (escuelas, gobierno) y hay dominios en que domina español (tiendas mexicanas, misas). Aquí se está perdiendo un poco el español porque, de repente, el inglés llegó a acaparar muchos de estos dominios, el gobierno → escuelas → mercados → misas → y, pronto, hogares de estadounidenses de origen mexicano. Pero hay miles de dominios sociales: platicando con familia, primos, hermanos, abuelos, bibliotecas, etc.
A.C.: Me parece que ese discurso de «la lengua ancestral solo para lo ancestral» autolimita el dominio de la lengua indígena. Es dispararse a los pies porque, muchas veces, es la propia gente indígena la que dice esto.
J.G.: Exacto, como lo dices. Es una forma de limitar el idioma sin darse cuenta y realmente mandarlo a la extinción. Pero nuevos dominios llegan con la globalización y muchos países han podido desarrollarse con su propio idioma: Japón, Corea y Asia en general porque Europa no los colonizó hasta muy tarde. Pero todos los colonizados van al idioma del imperio: África va al inglés y francés, Latinoamérica al español etc. Pero para mí sería lo ideal crecer dentro de la propia cultura de uno.
A.C.: Sí, a mí me ha sorprendido la explosión de aplicaciones que tiene la lengua dentro de internet. Hoy la cultura juvenil puede darle nueva vida a los idiomas indígenas
J.G.: Sí, ahí la tecnología puede ser una herramienta.
A.C.: El purismo no lleva a nada: el chavo del ocho en quechua me ha parecido genial, tenemos rap en aymara, quechua, maya, etc.
J.G.: Oh, no supe que hicieron esa adaptación [El Chavo] y por supuesto, de hecho, el purismo no existe. Cuando la gente me dice eso, lo primero que les digo es: el inglés no es nada puro; es 40% inglés y 60% préstamos; el español no es nada puro; muchas palabras esenciales son del árabe. Antes del contacto con los europeos, las lenguas de acá también tenían contacto [entre sí] y tenían prestamos de otros.
A.C.: Volviendo a tu libro ¿tienes alguna previsión de cuántos libros podrías vender?
J.G.: Probablemente no muchos
A.C.: Así que no piensas irte a vivir a Beverly Hills
J.G.: Jaja, no. Ya teniendo carrera, tal vez hasta me compre 200 copias de mi libro y los regale a la comunidad que me enseñó el náhuatl. Lo que quiero es que ellos puedan leerlo.
A.C.: Para no quitarte más tiempo. una última pregunta: ¿Qué crees que tendría que pasar para que los idiomas originarios fueran en dirección distinta a la desaparición?
J.G.: Hmm, yo creo que sería:
(1) que tomaran más posesión en esos dominios, los dominios sociales, familiares y dominios públicos. Tal vez el dominio mas importante ahorita es la escuela. Muchas escuelas de hacen llamar «bilingües» pero realmente solo enseñan cómo contar [hasta] 10, [los] colores y [los] animales. Pero [con] eso no van a llegar a la fluidez
(2) Que la gente vea que, sabiendo estos idiomas, podrían llegar a [tener] una carrera o a hacer algo importante. Que, de algún modo, lo vean con más valor.
y (3) Que no se peleen por cuál variante enseñar, dentro de cada idioma hay variación.
A.C.: Vaya, veo que en todos sitios pasan las mismas cosas.
J.G.: Para que (3) ocurra, hay 2 opciones: (A) Que una variante domine a las demás, (B) que se respeten de aluna manera. Lo más natural en la historia —es triste pero cierto— es (A).
A.C.: Gracias, john. Espero que no sea la última vez que conversamos.
J.G.: ¡Por supuesto, un placer!
