|
Jorge Pedraza Arpasi
Por otro lado, la teoría de un posible origen común, una misma lengua madre, del aymara y el quechua parece estar quedando sin validez. R. Cerrón-Palomino, M. J. Hardman, entre otros, señalan que el error fundamental de los partidarios del quechumara (Orr y Longacre), como es denominada esa supuesta lengua madre común, es que sus argumentos están basados solamente en la comparación del aymara altiplánico y la variedad del quechua cuzqueño-boliviano y no de todas las familias de ambos lenguajes. Es plausible que conjeturar alguna teoría a este respecto tiene que ser un resultado de considerar las familias lingüísticas, con la mayor completitud posible, de ambos lenguajes como son el Quechua I (Huayhuash) y Quechua II(Huampuy) y todas sus sub-familias diseminadas en Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina así como a la familia jaqi ó aru ó aimara y sus lenguajes/dialectos aymara(altiplánico), kawki y jaqaru. Esto llevaría a la reconstrucción hipotética del proto-quechua y del proto-aymara que, según parece, están a buena distancia de un origen común. El primer estudio gramatical y lexical del lenguaje aymara fue hecho por el jesuita italiano Ludovico Bertonio, a finales del siglo XVI, mientras cumplía su misión en Juli(Chucuito, Puno). Bertonio estudió al aymara usando como referencia a la gramática latina. Durante los cuatro siglos siguientes a Bertonio los otros estudios del aymara continuaron a tener como marco de referencia a los modelos gramaticales indoeuropeos. Se considera al trabajo de Ellen Ross, en 1963, como el primer estudio del aymara usando conceptos de la lingüística moderna, sacudida de los defectos de los anteriores estudios. Posterior a Ross aparece el equipo de lingüistas de la escuela de Florida bajo la dirección de M. J. Hardman. Todos los estudiosos de la lengua aymara reconocen que los resultados de esta escuela son de los más importantes hasta ahora conocidos. La representación alfabética del lenguaje aymara ha merecido más de 30 propuestas diferentes, a comenzar con la del propio Bertonio. Buena parte de estos sistemas fueron inadecuados para la realidad fonémica del aymara. En los años 60's el profesor boliviano Juan de Dios Yapita, un aymara hablante miembro de la escuela de Florida propone el alfabeto sobre el cual está basado el actual alfabeto unificado ó único. Este alfabeto tiene carácter oficial, reconocido por Decreto Supremo DS-20227 del 9 de mayo de 1984 por el gobierno boliviano y también por Resolución Ministerial RM-1218 del 18 de Noviembre de 1985 por el gobierno peruano. En Chile es reconocido como el grafemario aymara. Este es un alfabeto fonémico con 26 consonantes y 3 vocales (Figura izquierda). De acuerdo a la categorización clásica de las lenguas; inflexivas, aglutinantes y aisladoras, el aymara es una lengua aglutinante. Mientras que de acuerdo a la clasificación moderna que tiene una escala contínua desde lenguajes analíticos hasta los lenguajes sintéticos, el aymara está en la zona de los lenguajes sintéticos. Una otra característica del aymara es su sistema de cuatro personas gramaticales. El carácter aglutinante aymara se debe a las propiedades de sus dos clases morfológicas fundamentales: raíces (verbos, sustantivos, adjetivos) y sufijos. Las raíces verbales y los sufijos son elementos morfológicos sin ningún significado por si mismos. Mientras que combinando adecuadamente estos elementos morfológicos se puede expresar cualquier tipo de ideas. Para el profesor boliviano Iván Guzmán de Rojas, atrás de las reglas de esta combinación de sufijos existe dos estructuras independientes; una estructura lógica y una estructura algebraica. La estructura lógica sería la trivalente propuesta por J. Lukasiewicz durante las primeras décadas del siglo XX. Mientras que la estructura algebraica sería específicamente la de los anillos de enteros módulo-3 (Z3). Comprobadamente el aymara posee más de 200 sufijos propios y prestados. M. J. Hardman calcula que combinando adecuadamente sufijos y raíces verbales se puede alcanzar hasta 363.394.720 formas verbales diferentes. Como la educación oficial en Bolivia, Perú y Chile es en español y considerando que esta educación monolingüe no es de las mejores, mal se puede esperar una educación bilingüe castellano/aymara ó castellano/quechua. Sin embargo existen instituciones y ONGs que vienen difundiendo el lenguaje aymara oral y escrito por fuera de medios oficiales. En ésta labor se destaca radio San Gabriel de La Paz perteneciente del arzobispado de Bolivia y que cuenta con apoyo financiero español. Su programación diaria de 15 horas es integralmente en aymara y contiene programas de alfabetización y difusión de la cultura aymara. Todo esto junto con la edición y publicación de textos básicos escritos en aymara. Otro centro destacado, y con mayor rigor académico, es el Instituto de la Lengua y Cultura Aymara (ILCA), también ubicado en La Paz, es dirigido por el renombrado profesor y lingüista aymara Juan de Dios Yapita. Posee importantes publicaciones sobre gramática y sociología aymara. Finalmente debemos mencionar el brote de diccionarios aymara en Internet, siendo el mas importante la publicación del Vocabulario completo de Bertonio en lenguandina.org.
Básicamente, existen tres corrientes teóricas explicando el origen geográfico
de la lengua aymara; a) en el altiplano del Titicaca (teoría localista
del aymara altiplánico), b) en los andes centrales del actual Perú,
c) en el norte del actual Chile.
La versión localista es conexa con el estado Tiwanaku
sosteniendo que el aymara convivía con las lenguas pukina y
uru/chipaya, siendo el pukina la lengua de mayor prestigio
hablada por la clase gobernante. El principal exponente de esta teoría es
el arqueólogo norteamericano Alan Kolata. Cualquiera que sea
la veradad sobre la lengua de Tiwanaku, un recuento de la discusión
sobre el origen lingüístico, étnico e histórico de los constructores de la
ciudad de Tiwanaku comienza con Cieza de Leon, el primer europeo a
documentar sus observaciones de esta región, en el siglo XVI. Cieza de Leon
recoge versiones de los aymaristas pobladores de la época señalando que
Tiwanaku fue una modelo y las ruinas de Tiwanaku fueron siempre un lugar sacro
dentro del estado Inca. En el siglo XVII Bernabé Cobo observa, y luego
publica, que el nombre aymara de Tiwanaku es Taypi Qala (La piedra
central). Despues de esto Tiwanaku fue olvidado por los estudiosos y
cronistas, posiblemente solo saqueadores lo tengan frecuentado. Con el
adviento de las repúblicas la destrucción y abandono de Tiwanaku
por parte del estado e iglesia bolivianas se dió hasta los primeros
decenios del siglo XX. Miles de piedras de Tiwanaku fueron usadas para
construir edificios y templos de las localidades próximas. En esas
circunstancias
llega a Bolivia A. Posnansky a quien se debe mucho de la fama de
Tiwanaku. De manera radical, Posnansky lanza su teoría de Tiwanaku como
siendo la cuna de todas las culturas de la América pre-colombina. Sin embargo
según esta teoría los actuales indios aymaras no pueden ser descendientes de
los
constructores de Tiwanaku una actitud preconceptuosa, muy del agrado de las
autoridades y élite bolivianas. Como resultado
de esto en los textos escolares no se menciona ni siquiera como remota
posibilidad que la inmensa mayoría de amerindios bolivianos sean los
orgullosos descendientes de los constructores de Tiwanaku cuyas ruinas
son reconstruidas en nombre de una discutible restauración.
Después de la decadencia de Tiwanaku surgieron otras sociedades aymaras,
políticamente organizadas, siendo los más importantes los reynos Lupaqa, y
Qulla. Los Incas sin ninguna distinción denominaron por Qullas a todos
los
aymaristas y también todo este territorio junto con las tierras mas australes
pasó a ser el Qullasuyo. Pedro Cieza de Leon acentúa estas
denominaciones denotando por meseta del Collao a la meseta del Titicaca y,
también, denotando por Collas a todos los aymaristas (Cap. XCIX de Crónica del
Perú). La conquista española del imperio de los Incas se inicia cuando 150 aventureros españoles supuestamente invitados del Inca Atawallpa lo engañan y lo toman rehén. Como la sociedad teocrática de los incas atribuía a su gobernante poderes divinos, los otros líderes del imperio tardaron a comprender la crítica situación de su monarca. Esta inconsciencia es la única causa que puede explicar razonablemente el porque no fue movilizado de manera rápida, como correspondía, el poderoso y numeroso ejército imperial en aras del rescate de Atawallpa. En ese entretiempo de varios meses, entre la captura y la muerte del Inca, estos pocos españoles fueron capaces de comprender las pugnas entre la diversidad de pueblos que estaban bajo el dominio incaico y de esa manera ganar aliados entre éstas naciones que veían a los españoles como sus liberadores del imperio. Después de matar al Inca, los españoles contando con el respaldo militar y logístico de millares de nativos, rebeldes al dominio inca, fueron practicamente invencibles en los momentos decisivos de esta guerra de la conquista. Bastarían pocos años para que éstos aliados nativos se arrepientan de su fatal error. Pero ya era muy tarde, el imperio estaba destruido y todos sus pobladores, inclusive estos aliados, reducidos a condiciones subhumanas. Durante la colonia el status de los aymaristas y todos los otros nativos fue peor, inclusive, a la de los esclavos africanos pues éstos últimos tenían algún valor en dinero mientras que la "indiada" se podía obtener gratis. Millones de aymaristas y otros indígenas murieron, forzados por los encomenderos que contaban con el consentimiento de las autoridades políticas y eclesiásticas españolas. Esta matanza alcanzó las mayores cifras en las minas de Potosí cuya riqueza de plata fue despilfarrada, entre otras cosas, en la llamada "armada invencible". Este fue un verdadero genocidio por el que hasta ahora los descendientes de los antiguos nativos andinos claman una declaración formal de arrepentimiento y disculpas, tal como aconteció en Brasil en abril del 2000. Después de la batalla de Ayacucho en 1824, que fue la última de la guerra de independencia, todos los territorios habitados por los aymaras estaban en el seno del territorio peruano. Pero un año después, en 1825, líderes de la región del Alto Perú, motivados por intereses personales y el centralismo limeño, deciden que esta ex-audiencia se convierta en la nueva república de Bolivia. El lago Titicaca y los aymaristas fueron separados en dos partes perteneciendo cada una a diferentes países. Años más tarde estalla la guerra del Pacífico que enfrentó Chile contra Perú y Bolivia. Como las batallas decisivas de esta guerra estuvieron geográficamente enmarcadas en los antiguos territorios de los Lupaqas y Qollas se puede deducir la alta cuota de sangre aymara derramada en esta guerra que ha carecido de cualquier sentido para el pueblo aymara. Chile ganó esta guerra y con eso conquistó importantes territorios salitrero/cupríferos de Bolivia y Perú que mayoritariamente eran poblados por aymaristas. De esta manera intereses ajenos fueron los que los separaron a los aymaristas en los senos de tres repúblicas diferentes.
La independencia de España, de los países sudamericanos, en poco o nada
mejoraron la condición de los aymaristas y otros nativos. Es más, algunos
historiadores sostienen que su situación empeoró. Hasta recientemente la
práctica del pongaje era una forma sutil de esclavitud en las casas
de los ricos gamonales de Bolivia y Perú. Estimativas actuales sostienen que
el 80% de los 1.6 millones de aymaristas estén viviendo en las ciudades
desempeñando actividades económicas informales y periféricas. El 20% restante
vivirían en el medio rural laborando en la
pequeña agricultura y pastoreo en las peores condiciones de miseria. Como
los castellano hablantes de las urbes son intolerantes con las lenguas
nativas, un aymarista es forzado a aprender el español y consecuentemente
ocultar su idioma materno hasta a sus propios hijos que por lo general
solo hablan español. Esto resulta en la alta tasa de decrecimiento de los
aymara hablantes que amenaza con la extinción del aymara como lengua viva.
Posiblemente el principal aporte cultural de la antigua cultura aymara, a la
humanidad, sea la domesticación de la papa(patata). Cuando los
españoles
conquistaron al imperio Inca encontraron a la papa cultivada y consumida en
todo
el territorio Inca. Sin embargo, en la meseta del Titicaca, como en ningún otro
lugar, encontraron mas de 200 variedades. Los antiguos aymaras también fueron
pioneros en inventar la técnica de deshidratación de la papa, con fines de
almacenaje. Esta papa deshidratada es obtenida y consumida masivamente hasta
los días de hoy y es conocida como ch'uñu(chuño). Dependiendo del
procedimiento particular usado puede tener otros nombre, tunta, muraya,
etc. Esta técnica de deshidratación de la papa es basada en el
aprovechamiento de las condiciones climáticas de los 4000 metros de altura de
la meseta del Titicaca. La papa es expuesta alternada y constantemente, durante
2 semanas, a los quemantes rayos solares diurnos y a los congelantes fríos
nocturnos.
Las antiguas sociedades aymaras eran necroteístas, es decir cada muerto se convertía en un Dios que tenía que tener su chullpa. El acabamiento de la chullpa era conforme la jerarquía del difunto, a mayor jerarquía mejor elaborada la chullpa. Los conjunto de Sillustani y Cutimbo son ejemplos de sepulcros de la antigua élite de los Collas y los Lupaqas. Estos vestigios de Sillustani y Cutimbo permiten establecer que los antiguos aymaras desarrollaron de manera independiente la gran arquitectura de la piedra, con finos acabamientos y tamaños colosales. Como la construcción de la chullpas, de la élite, exigía gran precisión, es fácil deducir que instrumentos de metales mezclados como el bronce eran del dominio pleno de los antiguos Collas y Lupaqas. Además, claro está, de otros puros como el cobre, oro, etc.
Obviamente en los andes siempre se ha cultivado la música. Pero recientemente
se conoce como música andina a la música cuyo núcleo ejecutor es
compuesto por 4 instrumentos: siqu(siku), charango, bombo
y quena. El siqu es de origen aymara y al grupo de músicos que lo
tocan/danzan se les conoce como siquris. Esto porque en aymara
-iri es un sufijo quedenota actor/ejecutor, de manera que siquri, en
aymara, significa el tocador/ejecutor de siqu. El charango es de creación
posterior a la conquista española, pues originalmente los instrumentos de
cuerda fueron desconocidos en los andes. Antiguamente eran hechos con la
caparazón del armadillo que en aymara es conocido como khirkhinchu. la
mayoría de historiadores sostienen que el khirkhinchu fue creado en la zona
aymara en el siglo XVII.
Existen muchas danzas de origen aymara. Están clasificadas en
dos grupos: danzas nativas y
danzas mestizas. Los orígenes de las danzas nativas se remontan a
épocas anteriores a la conquista española, por lo tanto tienen pocos elementos
de origen europeo. Infelizmente, estas danzas son escazamente aceptadas en
las urbes siendo únicamente practicadas por los aymaras rurales. Ejemplos de
éstas danzas: Sikuris, Pinkillus, Chaqallus, Lawa K'umus, Chuqilas,
K'usillos, etc.
Los distintos pueblos aymaras de la antigüedad han tenido diferentes Dioses locales y portanto variadas formas de religiosidad. Sin embargo esta variedades locales estaban basadas en los dos pilares de la religiosidad Pan-Andina como son: la religiosidad agrícola y la adoración a los ancestrales(muertos). El antiguo Dios aymara Thunupa que es el icono central de la escultura pétrea conocida como la puerta del sol, en Tiwanaku, personifica varios agentes de la naturaleza como el sol, viento, lluvia, granizo; que pueden influir, para bien o para mal, en la producción agrícola. Un otro aspecto de esta manifestación de fe agrícola era(es todavía) la Diosa Pachamama (la madre Tierra),la productora de los alimentos y pastizales. Esta Diosa/madre exige sacrificios siendo su predilecto el feto de llamas. Por otro lado la adoración a los ancestrales(culto a los muertos) se manifestó de manera material en la construcción de tumbas-templo cuya complejidad era conforme la importancia del difunto. Las chullpas de Sillustani y Cutimbo, en Puno, son un vestigio de esta manifestación espiritual aymara. Los Dioses locales son los cerros protectores (Awki, Achachila), Esta forma de manifestación de fe continúa vigente hasta hoy día en que cada cerro local tiene un nombre y es siempre invocado como el protector local. Los Dioses del mal eran los subterráneos conocidos por Anchanchu ó Saxra. Dioses menores residen en las nacientes de agua (Phuju). Otro aspecto importante relacionado a la espiritualidad aymara es la medicina ritual y naturista cuya práctica es realizada por los yatiris (sabios). Los yatiris de mayor prestigio y eficacia desde tiempos inmemoriales, hasta el presente siglo XXI, son originarios de pueblo Kallawaya en la cordillera del Charazani en Bolivia. b) Religiosidad Moderna[Cristiana](1550-actualidad) Las autoridades políticas y eclesiásticas españolas trataron, sin éxito, de destruir la religiosidad nativa aymara. Ellos destruyeron los iconos, las chullpas, etc. Es de ingrata recordación la manera brutal en que fue impuesta la nueva religión. Pero las fuerzas de la naturaleza, los cerros, los lagos, la tierra estaban ahí incólumes alentando, aunque clandestinamente, la tradición religiosa de los aymaras. Sin embargo, es justo señalar que hubieron muchas voces, al interior de la Iglesia Católica, que se opusieron a esta forma equivocada de "evangelización". Dentro de estos sectores moderados de la Iglesia estaban las órdenes religiosas de los jesuitas y fransiscanos que optaron por cristianizar o acomodar los antiguos Dioses aymaras. De esta manera el poderoso Dios Thunupa es transformado en Apu Qullana Awki, identificación útil para fines de explicación religiosa de la creación del mundo. Sin embargo, una característica importante del Dios Thunupa era su identificación con los rayos y truenos; así Thunupa puede ser simultáneamente Apu Qullana Awki(creador del mundo) y San Bartolomé (el patrón de los rayos). Otra acomodación sincrética importante es la identificación de la Pachamama con la Virgen María. Esta mixtura es reflejada en las costumbres(fiestas patronales), en el arte del siglo XVIII (Escuelas Cuzqueña y Potosina de Pintura) llamado de mestizo barroco. Un otro ejemplo de este sincretismo es el santuario de Nuestra Señora de Copacabana, el lugar a orillas del Titicaca es puerto natural hacia la isla del sol y Quta Qhawaña(Copacabana) ya era sagrado antes del arribo del cristianismo. Durante los primigéneos e intolerantes años de las actuales repúblicas andinas este sincretismo fue practicado de manera clandestina. Desde la segunda mitad del siglo XX este sincretismo es practicado abiertamente, contando incluso con la anuencia de la Iglesia Católica. Las Iglesias Protestantes(evangélicas) continúan intolerantes, prohibiendo incluso la práctica de la medicina ritual tradicional que ha generado una enorme discusión, pues es sabido que mucha de esta medicina tradicional tiene resultados prácticos positivos, especialmente con los renombrados Kallawayas. Un yatiri convertido/adepto de alguna iglesia protestante es prohibido de continuar a ejercer sus conocimientos curativos. Por otro lado, El ritual aymara de la ch'alla que es el agradecimiento a lo tierra(Pachamama) coexiste pacíficamente con las fiestas patronales católicas. Un aspecto interesante de este sincretismo es que la fiesta más importante del cristianismo como es la Navidad, nunca tuvo ese carácter de importancia entre los cristianos campesinos aymaras. Para el el campesino aymara es mucho más importante las fiestas de carnavales (mara anata), época de florecimiento de los campos de labor y por tanto época propicia para efectuar la ch'alla para que las flores se conviertan en buenos frutos. Es claro que en los últimos años con la inmigración masiva de los aymaras a las los centros urbanos, se calcula en un 70-80%, las lucecitas (de Taiwan) de Navidad, las caretas de Papa Noél han hecho que éstos aymaras urbanos asimilen esta fiesta, pero en este caso su celebración no es distinguible de los demás, por lo que carece de algún sentido hablar de una tradición de Navidad aymara, como algunos piensan puede existir. |
Página principal de AYMARA UTA |
---|